21 oct 2012

A todos, menos al último

Iban uno detrás de otro sin pensar en lo que estaban haciendo. Obrando por obrar. Sin reflexionar ni mirar a los costados. Ciegos de trabajo y de órdenes urgentes que debían cumplir antes de que sonara la campana de las 10. Iban andando sin ser concientes del peso que llevaban sobre los hombros ni del futuro que les deparaba el oscuro sendero. Tan sólo un paso detrás del otro, repetían dentro de sus cabezas. Limitándose a seguir las órdenes. Las cabezas firmes, tiesas, soberbias mirando al frente. Los corazones congelados del frío, del esfuerzo y la conveniencia. Cada vez que alguno intentaba salir de la fila, el resto apretaba el paso y presionaba hasta hacerlo volver a la senda marcada por la larga sombra de la reina. No pienses. No propongas. No intentes volar. No pierdas el tiempo. No mines la moral del resto. No busques una salida. No mires atrás. Eso les valió a todos, menos al último.

17 oct 2012

Sin mediar palabra

Habiendo descansado placenteramente, me levanté sin mediar palabra, deseando que aquel fuese un buen día. No hubo dudas. Al ver su cara confirmé que el deseo -o la intuición- serían ciertas. Siempre que pudiese ver su sonrisa en cada rincón de la casa.

13 may 2011

23.000 gramos

¿Cuanta vida cabe en 23 kg? ¿Cuantos recuerdos? ¿Cuantas cosas fundamentales? ¿Cuantos objetos esenciales? Un viaje y 23 kg por todo equipaje. 23.000 gramos de ropa que nos gusta, de libros, de maquillaje, de pluma, tinta y papel, de pasaportes, visados, monedas de cambio y sueños por venir. La balanza no tiene misericordia. Deben ser, como máximo, 23 kg. El número elegido para indicarnos que, de momento y en este presente, tan solo podemos ocupar lo que en él quepa. Ni un gramo más. Deberíamos tener un número 23 en la vida cotidiana. Que nos indique que estamos a tope. Que sólo podemos llevar lo justo y necesario. Deberíamos cada tanto subir nuestra vida a la balanza y ver si vamos bien o si debemos soltar lastre. Si la vida que llevamos nos pertenece por propia y elegida o si estamos cargando con un  excesivo peso. Con el cual, o bien soltamos lo innecesario, o bien pagamos un precio por sobrepeso. 23. No hay nada en el sistema solar que responda a ese número. Excepto los kilos en los que una línea aérea nos permite guardar nuestras "imprescindibles" pertenencias. Y de paso nos recuerda el sano ejercicio de purificar nuestras vidas llevando sólo lo fundamental. Ironías del destino quizás, la cifra no es tan siquiera un número par. Las prohibiciones son muy canallas pero al menos no se esconden. Son impares y antipáticas. Como el 23.

25 dic 2010

Más vale tarde

Las tres últimas palabras que dijiste me llegaron y aún hoy me reconfortan. Quizás porque sentí que eran sinceras. Que no había nada de sucio interés en ellas. Nada te obligaba a pronunciarlas y sin embargo las dijiste en voz alta. Delante de todos. A pesar de lo que los demás pudiesen decir, pensar u obrar en consecuencia. Porque nada te ataba. Eras dueño de tu vida. Siempre supiste el precio que había que pagar por ello. Me decías que se parece mucho a respetarse a uno mismo y a los demás. A encontrar un sano equilibrio. Ahora sé que esas palabras tienen el color del viento y el sabor del mar. Tienen tus ojos y huelen a verdad. Tené cuidado que siempre se escapa, me decías, nunca se alcanza. Y en esa eterna búsqueda, está quizás su esencia. En el tiempo leve de los sonidos sutiles de tus palabras cuando las pronunciás. En tus manos serenas que explican lo que significan. En tu voz suave, que sólo habla lo preciso. 
Buscá tu libertad - dijiste.

22 dic 2010

Nada más

Que si hace mucho calor y mejor comemos afuera. Que si el mantel de lino casi que no, que después no salen las manchas. Que el melón con jamón mejor lo llevo yo, vos llevá el postre. Que quien se disfraza este año de Papá Noel. Que a qué hora quedamos al final. Que si ponemos la vajilla especial o los platos de plástico. Que si no ponen las copas de cristal, yo no voy. Que si cabemos todos en el coche. Que si vienen los primos o lo pasan con la familia de sus chicas. Que si los chicos comen en la mesa grande o mejor les ponemos la mesa redonda. Que si ojalá este año no tiren tantos petardos que los perros se asustan. Que si ponemos sidra o champagne. Que si hacemos regalos para todos o sólo para los peques de la casa. Que no nos olvidemos de brindar por los que están lejos. Que si recordaste traer las uvas para los 12 deseos. Que si compraste raid para los mosquitos. Que no nos olvidemos de pasar a saludar a los vecinos. Que si cocinamos demasiada comida. Que si va sobrar seguro. Que si mejor, así mañana no cocino. Que hay que ver lo rico que está todo. Que pongamos un plato demás por si viene alguien.

Que, lo importante al final, es estar juntos.
Lejos o cerca. Pero juntos.
Nada más.